Alien Earth rompió el molde con algo muy sencillo: ¿y ahora?

El cuarto episodio ha dado un giro tan inesperado como impresionante. Wendy demostró la habilidad de "comunicarse" con los xenomorfos, algo que no habíamos visto en décadas de franquicia y que nos hace replantear la saga. La ames o la odies, la serie no pasa desapercibida.
Alien Earth reenfoca el vínculo con los xenomorfos: ¿bestias aterradoras o víctimas de la humanidad?
Alien Earth reenfoca el vínculo con los xenomorfos: ¿bestias aterradoras o víctimas de la humanidad?
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Redacción de Superverso.com

Noticias de cómics, sci-fi y videojuegos

Alien Earth es una de las grandes series del año, independientemente del gusto de cada uno de sus espectadores. Con apenas un puñado de episodios, movió tanto el avispero y generó tanto debate e impacto que hoy no hay forma de que pase desapercibida. Y prueba de ello es que una decisión narrativa que — a priori — parecería muy sencilla, terminó dando lugar a lo que parece ser un punto en el que debemos replantearnos lo que entendimos de la franquicia todos estos años.

En el cuarto episodio, la trama da un vuelco fascinante al mostrar que Wendy, la híbrida con conciencia humana dentro de un cuerpo sintético que estelariza el show, posee la capacidad de interpretar y entablar comunicación con los Xenomorfos. Su habilidad se manifiesta cuando emite una secuencia de sonidos, “clics y suspiros”, que son comprendidos por un embrión xenomorfo. Este, en lugar de atacar, se tranquiliza con su voz y contacto físico, un gesto tan perturbador como esclarecedor.

Noah Hawley, creador de la serie, reveló que esta conexión tiene raíces narrativas en Aliens (1986), donde la reina alienígena emite señales que hacen retroceder a sus hijos y súbditos, sugiriendo una comunicación interna en la sociedad xenomorfa. Así, Wendy no los controla, sino que simplemente los comprende. Según Hawley, su capacidad surge más bien de un fallo de hardware o software interno, y tiene que ver con su condición híbrida, más que con un don místico.

Esta posibilidad abre un nuevo paradigma narrativo: ya no estamos ante un relato clásico de supervivencia y horror alienígena, sino ante una exploración de empatía, comunicación y transhumanismo. Wendy podría convertirse en un puente viviente entre especies, mientras la serie desdibuja las fronteras entre víctima, intérprete y herramienta.

En paralelo, también expone la condición humana ante una oportunidad así, ya que la corporación Prodigy — “creadores” de Wendy en la serie — no dejará pasar la oportunidad de sacar provecho de esto para atraer un rédito económico. Boy Kavalier, el CEO con energía “tech-bro”, ve en Wendy un activo valioso. La trata como una propiedad de laboratorio y no como una niña — a pesar de su identidad mental —, y la conexión con los Xenomorfos se percibe como un producto vendible. En tanto, los científicos como Arthur y la Dama Sylvia muestran creciente inquietud. Para ellos, poner mentes infantiles en cuerpos sintéticos ya es éticamente dudoso; y que, ahora, esa mente comparta códigos con una especie potencialmente letal, agrava la situación moral y científica.

El desenlace del episodio, con Wendy calmando maternalmente al recién nacido xenomorfo, simboliza un cambio profundo: puede que el motor de la serie ya no sea el miedo o la destrucción, sino el entendimiento, aunque esté embanderado en intereses oscuros. Su figura transita entre intérprete, madre y experimento… y el futuro promete ver cuál de esos roles se impone.

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