Warner Bros. y New Line Cinema confirmaron que la esperada secuela Mortal Kombat II, originalmente pautada para el 24 de octubre de 2025, ahora llegará a los cines el 15 de mayo de 2026. La noticia sorprende porque la película estaba a menos de dos meses de su estreno inicial, lo que muestra la magnitud de la decisión en la estrategia del estudio.
Este tipo de movimientos son poco frecuentes en proyectos de gran presupuesto, especialmente cuando ya se había desplegado una fuerte campaña de marketing con tráilers, pósters y entrevistas al elenco. Sin embargo, la productora entiende que la franquicia posee suficiente fuerza como para sostener la expectativa durante varios meses más y beneficiarse de un escenario de taquilla más favorable.
La reprogramación responde a una clara intención de aprovechar el período estival, históricamente más lucrativo para blockbusters de acción y fantasía. Octubre, aunque atractivo por el marco de Halloween, se presentaba en 2025 con una agenda muy competitiva: un biopic de Bruce Springsteen y una adaptación de Colleen Hoover, ambos con gran potencial de audiencia.
Ante ese panorama, Warner decidió evitar que Mortal Kombat II quedara atrapada en la saturación de estrenos y prefirió reubicarla en mayo, mes que tradicionalmente inaugura la temporada alta de Hollywood. Además, los primeros sondeos de público indicaron un entusiasmo notable por la secuela, lo que refuerza la idea de que el film puede convertirse en uno de los grandes éxitos de taquilla del próximo año si se lanza en un terreno más despejado.
El tráiler “red-band” fue clave para esta confianza: en sus primeras 24 horas alcanzó más de 106 millones de visualizaciones globales, un récord absoluto para la franquicia. Este nivel de respuesta evidencia el enorme interés que existe por el regreso de la saga, particularmente entre los fans de los videojuegos y el cine de acción con toques de gore. Aunque, de los sondeos a plasmarse en los números reales de la taquilla, suele haber un largo trecho y sufrir una reprogramación ahora — luego de que el videojuego Mortal Kombat I dejó de recibir nuevo contenido en las consolas y PC — puede llegar a ser contraproducente. En el medio, esa enorme efervescencia que logró el avance puede desvanecerse.
Por otro lado, mayo suele ser la plataforma de lanzamiento de películas que buscan liderar la taquilla global, un mes sostenido por los estrenos más rutilantes de la industria y en el que suele resultar muy difícil plasmar grandes números por la enorme competencia de “gigantes audiovisuales”. Si hablamos de un cierto resquemor a estrenar la cinta en el otoño estadounidense por miedo al choque con un par de producciones de un estándar medio-alto, moverse a un mes en el que la lucha será titánica no parece tener demasiado sentido — más allá de esconder que, seguramente, algo de lo que ya tenía el visto bueno del estudio debió ser escrito o repensado a último momento y no se llegó con las correcciones. Y tenemos demasiados antecedentes como para saber que, cuando eso sucede, la versión final siempre acaba con tirones narrativos y baches que se sienten en la pantalla.
Lo concreto es que esta nueva entrega iba a llegar con Karl Urban resaltando como Johnny Cage, acompañado por Jessica McNamee (Sonya Blade), Josh Lawson (Kano), Ludi Lin (Liu Kang), Mehcad Brooks (Jax), Lewis Tan (Cole Young), Adeline Rudolph en la piel de Kitana, Tati Gabrielle y el veterano Hiroyuki Sanada como Scorpion. Una combinación que reforzaba la identidad coral y brutal de la franquicia.
Además, Karl Urban ya había adelantado que Johnny Cage tendría una evolución marcada, desde un punto inicial más vulnerable hasta consolidarse como pieza fundamental en la defensa del Earthrealm, lo que añadía un arco narrativo atractivo para el público. Lo que terminemos viendo ahora ya es un misterio que solo los Dioses Antiguos pueden llegar a conocer.
Si la apuesta resulta exitosa, la saga no solo consolidará su lugar en el cine de acción contemporáneo, sino que también abrirá la puerta a más entregas dentro de un universo cinematográfico de Mortal Kombat. Si, por el contrario, hunde las expectativas financieras de los productores de la película, puede que Warner tome otras riendas con la franquicia de aquí en adelante. Sobre todo, porque los números del último juego fueron realmente insatisfactorios de acuerdo a lo que se había estimado y la cinta es la gran oportunidad de comprobar que los fanáticos siguen confiando en este universo.
Todo por verse y ahora solo queda confiar. Pero es ineludible el sentir que hay algo más detrás de esta jugado, algo imprevisto y lo suficientemente grande como para semejante “volantazo”. Este retraso, más que como una oportunidad para que la película compita con los más grandes de 2026, se siente como una cruda Fatality a los que esperábamos su llegada con tan gran entusiasmo.
