Confirmado: Ya no queda nada de James Howlett en Wolverine

En Wolverine #12, Marvel puso punto final a un debate que llevaba años sobre la identidad del X-Men más icónico. El héroe abraza su identidad como Logan y deja atrás sus dolorosos orígenes, probando — una vez más — que no hay nada más importante para la Casa de las Ideas que la humanidad de sus personajes.
Fin del debate: Wolverine no se identifica con el nombre de James Howlett.
Fin del debate: Wolverine no se identifica con el nombre de James Howlett.
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Redacción de Superverso.com

Noticias de cómics, sci-fi y videojuegos

Fiel a su estilo, Marvel nos ha demostrado nuevamente que si hay algo que la Casa de las Ideas hace perfectamente es nutrir a sus personajes de un contexto emocional y humano muy profundo, con historias que van más allá de la simple acción y que calan profundo en temas muy sensibles como la identidad. Prueba de esto es el cierre a un debate que llevaba décadas en torno al nombre de Wolverine, tanto en cómics como en películas.

En Wolverine #12 — escrito por Saladin Ahmed y con arte de Martín Cóccolo — durante su confrontación con el villano Mastermind, el mutante canadiense se ha vuelto a manifestar al respecto, estableciendo un momento de definición absoluta. Al ser llamado “James” por su oponente, Wolverine reacciona con furia y sentencia algo que se venía previendo hace muchos años, pese al candente debate: “Hace mucho que no me llamo James, amigo”. Esa frase no es una mera corrección: es una aceptación consciente de su identidad como Logan.

Este disparador culmina una discusión narrativa larguísima, donde el nombre de nacimiento – James Howlett – quedaba siempre en tensión con el nombre que el personaje realmente asumía. Desde la miniserie El Origen (Origin), escrita por Paul Jenkins y dibujada por Andy Kubert, se reveló que Wolverine nació como James Howlett a comienzos del siglo XIX. Pero también se muestra que, tras los traumáticos sucesos en su infancia —la muerte del jardinero y de su padre—, decidió escapar de ese pasado y adoptar el nombre Logan.

Con los años, incluso al recuperar sus recuerdos durante eventos como House of M, Logan continuó rechazando el nombre de James Howlett. La elección no fue accidental. No se identificaba con ese pasado, sino con la identidad que construyó desde sus pérdidas, sus heridas y su compromiso con los X-Men.

El nuevo número #12 no solo confirma esto, sino que lo establece con fuerza: En términos narrativos y simbólicos, Wolverine rechaza ese legado biológico y emocional y abraza su autonomía identitaria. Este momento también tiene peso para los fans, ya que Marvel otorga al personaje una coherencia emocional poderosa, un cierre acorde con su arrastrada historia de memoria fragmentada, guerras, pérdidas y redención.

En definitiva, Wolverine opta por lo que lo define: Logan. No es solo el nombre que eligió, sino el nombre que lo define como héroe, como mutante y como leyenda de los X-Men. Es un cierre muy merecido, que honra su complejidad, su dolor y su resistencia.

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